Muros personales
Natalia Espinoza C
Encontrar
nuestro lugar en el mundo no es una tarea fácil, comprender el significado de
la vida, el de nuestros sentimientos y el de nuestros deseos tampoco. Muchas
veces lo que nos falta para poder cumplir nuestros objetivos, más que
habilidad, es sobreponernos a los límites que uno mismo se pone.
Es
este mismo tema el que se nos plantea en el corto de Pantene “La violinista”,
una chica sordomuda, quien duda constantemente de si seguir o desistir del
sueño de convertirse en una gran intérprete, se enfrenta a múltiples desafíos:
como su discapacidad, el bullying de sus compañeras, entre otros. En esta
historia se nos plantea que sin importar los factores que nos condicionen,
ellos no nos delimitan. El verdadero límite se lo pone uno mismo.
Podemos
ver lo anterior reflejado, por ejemplo, cuando la protagonista al ser
intimidada por la pianista comienza a dudar de sus capacidades, con ayuda de su
mentor logra darse cuenta de que, por más que no pueda escuchar, hay muchas
otras formas de sentir la música. Por lo que su discapacidad no será lo que le
impida cumplir su sueño y sigue adelante, practicando y sintiendo la música de
otras maneras.
También
cuando bien al final es atacada por unos extraños quienes le rompen el violín,
se nos muestra nuevamente que los límites los ponemos nosotros. Ella podría
perfectamente haberse rendido, no tenía ni siquiera un violín para interpretar,
pero supo sobreponerse a las dificultades, y con creatividad, pasión y cinta
adhesiva se presentó al concurso a deslumbrar a todos.
La
antagonista (pianista) de esta historia, también demuestra que los límites son
autoimpuestos, ya que ella reflejaba sus inseguridades en la protagonista. Al
final la pianista se consumió en su propio veneno, ya que nunca comprendió que
la forma de destacar es sacando a relucir lo mejor de ti, romper tus muros
personales y no amedrentando a otra persona.